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7/12/11

Manolo Sánchez. Adiós Torero


Manolo Sánchez, el fino torero de Valladolid, se retiró de los toros el pasado 15 de Octubre, festividad de Santa Teresa, en Ávila. Retirada triunfal con salida a hombros tras cortar una oreja a cada toro. Manolo Sánchez ha sido fiel a su estilo hasta el último día.
Desde su época de novillero incluido su deslumbrante debut en Madrid. La Plaza de Las Ventas se entregó sin reservas a su toreo con el capote, a la verónica. Manolo Sánchez, ese día, elevó un monumento al clasicismo.
Fue el 20 de Junio de 1991, en el sexto novillo de la tarde, de la ganadería de Caridad Cobaleda. Un ramillete de excepcionales verónicas que pusieron en pié a los tendidos. Un prodigio: tras una faena, sin especial, relieve, el público le premió con la vuelta al ruedo. En Madrid es más difícil dar una vuelta al ruedo que cortar una oreja.
Repitió, con gran éxito, el 27 de junio. Un novillo de Peñajara y otro de Caridad Cobaleda. Oreja en cada uno y Puerta Grande. Manolo Sánchez, de casi desconocido, pasó a novillero puntero. La prensa lo definió así: “Lleva dentro un torero de arte exquisito”.
Tomó la alternativa en Valladolid en 1992, el 22 de Septiembre, con Roberto Domínguez, de padrino y Espartaco, de testigo. Confirmó en Madrid el 12 de Mayo del 93 con Manzanares padre y Fernando Cepeda. Manolo Sánchez, como muchos superdotados del toreo, optó por lo fácil y se empleó poco. Así fue que dejó de interesar a la afición más docta, aunque su gran clase siempre quedó intacta.
De vez en vez se sacudía la maldita apatía y su toreo deslumbraba de nuevo. En los últimos años se dejó ver con cuentagotas. En esta despedida demostró Manolo Sánchez aquello del que tuvo –calidad- retuvo. Bellísimos lances a la verónica, poderosos y artísticos doblones por bajo, empaque y temple en sentidos muletazos, detalles de pinturería, inspirados remates. En fin. El toreo eterno.
Se despidió Manolo Sánchez, un artista singular. Adiós torero.

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